
Con el propósito de revisar las estrategias para reducir la jornada laboral en México, se llevarán a cabo mesas de diálogo entre el gobierno, el sector privado y los sindicatos a partir del 2 de junio, según anunció Marath Bolaños, titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), el pasado 1 de mayo. En este contexto, la Recomendación 116 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), emitida en 1962, ofrece un marco de directrices que México puede seguir para implementar esta reducción de manera gradual, minimizando riesgos económicos y laborales.
¿Qué es la Recomendación 116 de la OIT?
La Recomendación 116 busca promover la disminución progresiva de las horas de trabajo sin afectar los salarios, adaptándose a las condiciones económicas y sociales de cada país. Surgió en los años 60, cuando la OIT identificó un aumento constante en las cargas laborales, especialmente en las horas trabajadas anualmente. Según Jimena Sánchez Argoytia, socia fundadora de Employment Legal Aid, esta recomendación fomenta procesos más eficientes en cada nación, promoviendo:
- Reducción gradual de la jornada laboral.
- Modernización de políticas laborales.
- Equilibrio entre productividad y bienestar.
- Inspiración para reformas laborales progresistas.
Aunque no es vinculante, esta recomendación alienta a los gobiernos a diseñar políticas laborales que armonicen el crecimiento económico con los derechos de los trabajadores.
Claves para la reducción de la jornada laboral según la OIT:
- Progresividad: Reducir las horas sin afectar el salario.
- Flexibilidad: Aplicar la reducción mediante leyes, reglamentos o contratos, considerando las particularidades de cada país y sector.
- Prioridad: Enfocarse en industrias con alta exigencia física, mental o riesgos para la salud.
- Excepciones: Las autoridades deben definir límites y condiciones para autorizar jornadas prolongadas cuando sea necesario.
- Adaptación sectorial: Establecer reglas específicas para cada industria, como destaca Pedro Américo Furtado de Oliveira, director de la Oficina País de la OIT para México y Cuba, quien subraya la importancia de medidas adecuadas para reducir la informalidad a largo plazo.
Perspectivas y desafíos en México:
Jaime Rodríguez Eguiarte, socio de Ibarra del Paso Gallego, señala que la viabilidad de la reducción depende de la industria, especialmente en sectores que requieren jornadas prolongadas o tiempo extraordinario. En México, el costo del tiempo extra (doble o triple del salario normal) podría encarecer las operaciones empresariales si se combina con una jornada reducida. Por ello, sugiere revisar cómo se regula y paga el tiempo extraordinario.
Jimena Sánchez identifica tres ejes clave para el debate:
- La autoridad de la OIT como organismo especializado en trabajo.
- La tendencia global hacia jornadas más cortas en países competidores de México.
- La necesidad empresarial de atraer y retener talento mediante mejores condiciones laborales.
Sin embargo, advierte que las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) enfrentarán mayores riesgos debido a su menor capacidad económica y falta de asesoramiento estratégico para equilibrar productividad y reducción de horas. Jaime Rodríguez coincide, destacando que las mipymes, con menos recursos, podrían verse particularmente afectadas.
Retos operativos:
La propuesta de reducir la jornada a 40 horas semanales como tope en jornadas diurnas implicaría ajustes significativos en jornadas mixtas (37.5 horas) y nocturnas (35 horas). Esto representa un desafío para empresas con múltiples turnos, que deberán adaptarse sin comprometer su productividad ni incrementar costos operativos de manera sustancial.
Implementación gradual:
Tanto Sánchez como Rodríguez valoran positivamente el enfoque progresivo propuesto por el gobierno, similar al adoptado por países como Colombia y Chile. No obstante, enfatizan que las mesas de diálogo deben buscar un equilibrio que beneficie a los trabajadores sin afectar la viabilidad de las empresas ni las fuentes de empleo. Como concluye Sánchez, el objetivo es mejorar las condiciones laborales sin que las operaciones empresariales se vuelvan insostenibles.
En resumen, la Recomendación 116 de la OIT ofrece un marco sólido para que México avance hacia una reducción de la jornada laboral, pero su éxito dependerá de una implementación estratégica, consensuada y adaptada a las necesidades de cada sector, con especial atención a las mipymes y a la regulación del tiempo extraordinario.