Vaya estrategias. Al interior de Infonavit, que encabeza Carlos Martínez Velázquez, ya se asegura que el tema del instituto será caso cerrado en esta administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
No es para menos si consideramos que los números del Infonavit no dan para mucho. La cartera vencida del Instituto está en su máximo histórico desde hace varias décadas. Incluso por arriba del 20% que ya es un tema por demás alarmante.
Todo parece que la narrativa de “no hago desalojos” ha sido uno de los grandes lastres.
Tema por demás complejo dado que el fondo de Infonavit equivalente a 1.3 billones de pesos que tiene para ofrecer crédito a los trabajadores y operar, y su freno se ve inminente.
Ya comentábamos hace un par de años, que el tema de que el crédito se pueda destinar a la compra de suelo para uso habitacional, y que los recursos sean otorgados de forma directa al trabajador sin intermediarios, era de doble filo y así fue.
La crisis y la pandemia que se tradujeron en desempleo, reducción salarial e incluso menor poder adquisitivo pese al alza del salario mínimo fue un factor que se quedó fuera de los ajustes de la mesa directiva del Infonavit, y no se hicieron los ajustes correspondientes a la actualidad.
Ambos cambios pueden ser favorables para los trabajadores. Pero, también una llave a la corrupción, una mayor descomposición urbana y, caerse, en un simple programa de crédito.
Vamos paso por paso. Esta situación de abrir el fondo para programas adicionales al crédito hipotecario no es cosa nueva, se hizo en 2017 cuando el sismo de septiembre, Infonavit, entonces al mando de David Penchyna, autorizó créditos para renta y remodelación, de vivienda. Pero, se trató de un periodo aproximado de un año, y bajo otras condiciones económicas.
El gran dolor en esta ocasión es que los trabajadores están frente a un programa de crédito caro y doloroso, dado la magnitud de la caída en la economía, que ya se habla de hasta 12% como porcentaje del PIB.
En fin, parece que no aprendemos del pasado, la autoconstrucción, la invasión de terrenos, e incluso el olvido de casas y el no pago créditos porque no tengo, al final del día no hay autoridad al respecto, es el mejor de los alicientes. Dejando a un lado un instituto que era opción para los trabajadores que no alcanzaban un crédito bancario, y que operaba en vías de mejoras que se han quedado en el tintero.
Cómo es el caso de los pagos adelantados, el blindaje de los recursos de los trabajadores y créditos para casas dignas. Programas que cubrieran viviendas más estructuras con vías de comunicación alternas, centros comerciales, escuelas y centros sociales.
En fin, habrá que ver si el tema se destapa o se sigue trabajando sólo al interior de Infonavit a la espera de la siguiente administración.
Fuente: El Financiero/Marielena Vega