En julio, 322,337 personas se sumaron a la población desocupada. Con esto, la tasa de desempleo pasó de 2.7 a 3.1% en el comparativo mensual, el nivel más alto desde octubre del 2022, de acuerdo con lo reportado por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
“El periodo vacacional modificó la composición de la población económicamente activa (PEA), con una mayor disponibilidad de personas para trabajar”, opina Juan Carlos Alderete, director ejecutivo de Análisis Económico y Estrategia Financiera de Mercados de Banorte.
En el arranque del tercer trimestre del año, los “disponibles” de la Población No Económicamente Activa (PNEA) también tuvieron un ligero crecimiento de 51,959 personas. De esta manera, al sumarlos con la población desocupada, la tasa de desempleo extendido pasó de 10.1 a 10.5% respecto a junio.
“El repunte en el desempleo se dio porque la Población Económicamente Activa subió en 1.1 millones de personas, fuera del periodo inmediato de rebote tras la reapertura de las actividades durante la pandemia de Covid-19, tiene pocos precedentes e implica una alta participación en el mercado laboral. Al igual que con la balanza comercial, las cifras que se presentan fortalecen la expectativa de que el comienzo del tercer trimestre fue dinámico para la actividad económica en nuestro país”, señala Marcos Daniel Arias Novelo, analista económico de Monex.
En el séptimo mes del año, el mercado laboral reportó señales mixtas con un buen ritmo de creación de empleo, pero en medio de un deterioro en indicadores clave como las tasas de desocupación, subocupación e informalidad.
En julio se incorporaron 774,162 personas a la población ocupada. Este resultado, afirma Juan Carlos Alderete, se relaciona con el factor estacional de las vacaciones de verano y “señales favorables para la demanda doméstica” que se mantuvieron y ayudaron a la generación de puestos de trabajo.
Sin embargo, del total de puestos de trabajo creados, el 73% fue en la informalidad, el segundo mes consecutivo en el que la generación de empleo se centró en este renglón. De esta manera, la tasa de informalidad tuvo un crecimiento mensual de 55.5 a 55.7%, el nivel más alto desde junio del 2022.
Otro indicador clave que tuvo un retroceso con el comportamiento del empleo en julio fue la subocupación, el grupo de personas que tienen la necesidad de ofrecer más horas de trabajo que las que el mercado laboral les garantiza. En julio 181,726 personas se sumaron a esta condición, con ello, la tasa de subocupación pasó de 7.9 a 8.1% de la población ocupada.
“Nos llama la atención que el incremento en la tasa de subocupación que se registró desde abril (de 6.8% a 8.4%) se ha mantenido sin muchos cambios y en julio el registro fue de 8.1% lo que podría apuntar a cierta saturación del mercado”, considera Daniel Arias.
Servicios impulsan la creación de empleo
La creación de empleo de julio fue impulsada principalmente por el sector de servicios, con un balance de 756,416 nuevos puestos de trabajo. Al interior de éste, las actividades en comercio, transporte, servicios sociales y servicios diversos reportaron saldos positivos, sólo el trabajo en restaurantes, servicios profesionales y gobierno tuvieron pérdidas.
“La Población Ocupada creció en 774,000 personas, que es una cifra alta en comparación con otros años y se explica gracias al desempeño de los servicios diversos, ramo que incluye algunas actividades vinculadas al turismo y que con una generación de 615,000 puestos laborales tuvo su mejor comportamiento de los últimos 36 meses”, expone Daniel Arias.
El segundo sector con mejor dinamismo fue de las actividades en agricultura, ganadería y pesca, con 498,964 empleos creados en julio. Las ganancias en ambos sectores económicos compensaron la caída en los niveles de ocupación de las actividades industriales, donde se registró una pérdida total de 452,950 plazas, con la manufactura liderando la reducción (-416,950).
Por otra parte, la única condición de empleo que tuvo comportamiento negativo en el arranque del segundo semestre del año fue el trabajo subordinado, con una ligera contracción de 32,642 puestos laborales. Este resultado y el fortalecimiento del resto de los renglones generó un deterioro en la tasa de trabajo asalariado, la cual cayó de 65.3 a 64.8% en el comparativo mensual, su cifra más baja en lo que va del año.
Pese al deterioro del trabajo subordinado, el renglón de empleadores tuvo un crecimiento mensual de 341,466 personas en su población ocupada. El segundo mejor resultado fue para el trabajo independiente, con 339,986 personas incorporándose a una ocupación y el trabajo no remunerado aportó 125,352 plazas.
Fuente: El Economista