Cuando la falta de respeto se normaliza: el costo invisible de la incivilidad laboral.

La violencia silenciosa que afecta el bienestar y la productividad.

La violencia en el trabajo no siempre implica gritos o insultos; existe una forma más sutil, conocida como incivilidad, que incluye comportamientos como ignorar a personas, minimizar sus ideas o interrumpirlas al hablar. Estas agresiones pasivas impactan negativamente la autoestima, generan estrés y reducen la productividad de los colaboradores.

¿Qué es la incivilidad?


Rosario Ayala, coach de Liderazgo Consciente y CEO de Key Leadership, define la incivilidad como una forma de violencia silenciosa ejercida entre empleados o de un líder hacia su equipo, sin necesidad de insultos o agresiones físicas.

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., la incivilidad abarca comportamientos que violan las normas de respeto, similares al acoso, pero más sutiles, y buscan dañar a otros en el entorno laboral.

Un ambiente psicosocial deficiente puede fomentar estas conductas.

Formas de incivilidad y sus riesgos.


Tania Padierna, especialista en Felicidad Organizacional, destaca que la incivilidad incluye acciones como invisibilizar a colaboradores, no reconocer sus logros, insinuar la pérdida de derechos laborales o retener información para inducir errores.

El principal peligro es la normalización de estas conductas, que puede volverse parte de la cultura organizacional.

Según un estudio de la OIT, Lloyd’s Register Foundation y Gallup, el 23% de los empleados ha experimentado violencia o acoso laboral, con un 18% enfrentando agresiones psicológicas y un 8% violencia física.

Cómo identificar la incivilidad


Padierna sugiere que los trabajadores reflexionen sobre si ciertas conductas les generan incomodidad y si estas afectan solo a ellos o a varios colegas, lo que puede ser una señal clara de incivilidad.

Por su parte, Ayala recomienda visibilizar estas interacciones hostiles, por ejemplo, pidiendo no ser interrumpido o solicitando terminar una idea. Ambas expertas coinciden en la importancia de informarse y cuestionar la normalización de estas conductas para evitar una cultura laboral hostil.

Impactos de la incivilidad


Las agresiones pasivas afectan la confianza, la autoestima y el desempeño de los empleados.

Ayala señala que, aunque su impacto es difícil de medir, compromete el bienestar y los resultados organizacionales.

Padierna agrega que estas conductas generan desgaste físico y mental, deterioran las relaciones laborales y afectan la cultura organizacional.

Según Runa, la violencia laboral provoca estrés, ansiedad, menor motivación y un aumento en los errores, lo que reduce la calidad del trabajo.

A largo plazo, disminuye el compromiso y la lealtad hacia la empresa, perjudicando su desempeño general.

Conclusión


La incivilidad, como forma de violencia silenciosa, es un problema presente en todos los entornos laborales que requiere atención. Identificarla, visibilizarla y fomentar una cultura de respeto son pasos clave para mitigar sus efectos y promover un ambiente laboral saludable y productivo.