Por una sentencia del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje (TFCA), la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) debía pagarle a un empleado las horas extra que laboró después de la jornada. Pero también tenía que retribuir el tiempo que trabajó antes de que iniciara formalmente su horario, esto fue precisamente lo novedoso del fallo.
El Poder Judicial dio marcha atrás a este segundo pago y estableció que empezar a laborar antes de la jornada no cuenta como horas extra. Por tanto, si una persona comienza a trabajar antes de su horario no tendrá derecho a una retribución económica, según la tesis con registro 2026188 publicada en el Semanario Judicial de la Federación (SJF).
En 1919, el tiempo de trabajo fue “la esencia” del primer convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Más de un siglo después, el tema “continúa siendo una de las preocupaciones principales de la OIT”, señala el organismo.
En el documento Tiempo de trabajo decente: El equilibrio entre las necesidades del trabajador con las exigencias de los negocios, señala que el incremento de las horas laborales es parte de “la tendencia a una ‘economía de 24 horas’”, de la cual no se ha podido escapar el Estado como centro laboral.
Trabajar más horas es apenas una de las exigencias de “las condiciones modernas de trabajo”, apunta la OIT en la publicación. Los movimientos con cada vez mayor fuerza y presencia que pugnan por la reducción de las jornadas laborales son una respuesta a esa cultura que glorifica el trabajar sin descanso.
En México, cerca de 15.8 millones de personas laboran más de 48 horas a la semana, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Esto equivale al 28% de quienes tienen un trabajo remunerado o una actividad económica.
Sin embargo, de acuerdo con un sondeo realizado por la bolsa de trabajo en línea Indeed, el 60% de los empleados en el país trabaja más horas de las que estipula su jornada laboral de forma constante.
Las condiciones económicas precarias que viven millones de personas son una realidad y un factor de peso para que trabajen tanto tiempo, ya sea que inicien muy temprano o se queden hasta muy tarde.
Pero también lo es la mala gestión de líderes, las fallas organizacionales, las pocas habilidades de las trabajadoras y los trabajadores para ordenar sus tiempos y la falta de personal.
Horas posteriores sí; previas, no
En 2022, el trabajador de la SHCP inició un juicio para recibir el pago de horas extra. Al tomar el caso, el TFCA revisó los registros de asistencia y consideró “como tiempo extraordinario no sólo los minutos excedentes al momento de concluir la jornada de trabajo ordinaria, sino también los anteriores a cuando ésta debió iniciar”.
La dependencia federal, entonces, tramitó un amparo directo contra la sentencia que le obligaba a pagar el tiempo previo a la jornada. El caso llegó al Décimo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, que le dio la razón a la SHCP y creó con ello una tesis laboral aislada que servirá de antecedente.
“Este Tribunal Colegiado de Circuito determina que los minutos o fracciones de hora previos al inicio de la jornada ordinaria de trabajo, no tienen el carácter de tiempo extraordinario”, estableció la instancia judicial.
De acuerdo con el proyecto de la magistrada María de Lourdes Margarita García Galicia, tanto la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, en los artículos 22 y 26, como en la Ley Federal del Trabajo (LFT), en los artículos 66, 67 y 68, definen al trabajo extraordinario, y en ese concepto no entra el tiempo previo.
Al hacer referencia a él, ambas leyes usan las palabras: “aumentar, extra, prolongar y excedente, por lo cual, si el legislador usó dichas terminologías para referirse al trabajo extraordinario, ello debe ser interpretado en cuanto al tiempo que aumenta, se prolonga o se excede a la jornada ordinaria y no a los minutos o fracciones de hora antes de que comience”.
Tiempo de trabajo perdido
Cada semana, los centros laborales pierden entre 23 y 40 horas laborales en actividades poco calificadas y repetitivas, que se siguen realizando por no actualizar los planes y formas de trabajo, según el Índice de la anatomía del trabajo 2022 de la plataforma Asana.
Las notificaciones constantes por correo o mensajería instantánea son más que una distracción, otra tarea que cumplir porque hay que revisarlas. La investigación encontró que la mitad de las personas trabajadoras considera que realizar reuniones eficientes y establecer responsabilidades claras puede limitar la presencia de alertas digitales todo el día.
Gestionar adecuadamente los procesos de producción, aunque se trate de servicios y no de artículos físicos, le ayuda al personal a concentrarse mejor, tener condiciones de salud dignas y realizar su trabajo en tiempo y forma. Todo esto beneficia tanto a las personas trabajadoras como al centro laboral.
Con una buena estrategia, las empresas y las instituciones gubernamentales podrían ahorrar 257 horas de trabajo al año. Las tareas calificadas son importantes, pero sin una planificación anticipada, “no llevan a ninguna parte”, señala el reporte de Asana.
Fuente: El Economista