Los cambios de empleo como vía para mejorar los ingresos son frecuentes en el mercado laboral. También lo son las contraofertas, es decir, la propuesta económica o de ascenso que el empleador hace para evitar que el trabajador se vaya. Esta práctica es común en 71% de las empresas, revela una investigación de la firma Robert Half.
“Es frecuente, en la mitad de los casos sucede”, comparte Gerardo Macías, socio de DHR Global. Estas propuestas llegan prácticamente cuando las personas tienen un pie afuera de la empresa y “eso es una mala señal, porque lo toman en cuenta hasta que ven que se está yendo”, opina. Desde su perspectiva, aceptar una contraoferta no es una buena idea.
A decir de Adriana González, asociada de Funes Consulting Group, esto “es algo que pasa todos los días. Muchas veces llega el momento de presentar la oferta y me la rechazan porque el empleador ya les hizo una nueva oferta. Desde mi experiencia, en el 99% de las veces que el candidato acepta una contraoferta, no pasan ni seis meses y ya está buscando nuevamente otro empleo”.
De acuerdo con la investigación de Robert Half, en la mayoría de los casos, los colaboradores que se quedaron en una empresa por una contraoferta suelen finalmente renunciar en los 12 meses posteriores. En gran parte, esto se debe a que las condiciones que los llevaron a buscar nuevas oportunidades laborales la primera vez se mantienen en el centro de trabajo.
“El aumento de sueldo puede funcionar como un remedio a corto plazo, pero los temas que incomodan al profesional en su puesto actual tienden a mantenerse”, indica la firma.
Adriana González subraya que cuando una persona se queda en una empresa por una propuesta de última hora del empleador, las cosas a la larga no salen bien porque se genera la percepción de que la compañía puede decidir la ruta del colaborador con dinero.
“El aumento de sueldo en estos casos se vuelve en una forma de tener control absoluto sobre el trabajador: ‘ahora vas a hacer lo que diga, porque por eso te pago más’. Lo he visto, tengo mensajes de candidatos que están arrepentidos porque los trataron mal después o les quitaron proyectos. Es un tema delicado”, puntualiza.
Gerardo Macías les recomienda a los postulantes no aceptar una contraoferta. “Es muy arriesgado quedarse en un lugar porque te aprecian hasta que te vas, y también porque tu jefe se entera hasta ese momento que planeabas irte. Una relación laboral sana es cuando le tienes confianza a tu jefe y puedes preguntarle qué más hay para ti”.
Las contraofertas sólo retrasan la fuga de talento, pero no lo evitan. Según Michael Page, las personas que permanecen en un empleo por una nueva oferta de la compañía se van al poco tiempo, porque el salario no compensa la falta de motivación en el trabajo o la mala relación con un jefe.
“Un 20% más de aumento en su salario no suele suplir las tareas rutinarias y lo poco motivado que uno puede sentirse en la posición actual. Tampoco un 25% de incremento va a mejorar la mala relación que tenga con su jefe”, destaca la firma en su blog.
Para Gerardo Macías, un riesgo potencial para los candidatos que abandonan un proceso de reclutamiento para otro trabajo por una contrapropuesta de su empleador es que al poco tiempo la empresa los despida, esto porque a veces la oferta es sólo para evitar la salida instantánea y afectar un proyecto u operación a cargo del empleado.
De acuerdo con Adecco, el 40% de los directivos de Recursos Humanos reconoce que aceptar una contraoferta puede tener efectos adversos en el desarrollo de carrera de las personas.
“No sólo afecta el proceso de selección, puede afectar la carrera del candidato, porque cuando estás decidido y escuchando nuevas opciones laborales, es porque esa empresa ya no tiene nada nuevo que darte”, agrega Adriana González.
¿Quién da más? Todos pierden en el proceso
Existen empresas que por política no entran en la dinámica del “regateo” laboral. Uno de los factores que influye en prohibir esta práctica es evitar que se convierta en un mecanismo únicamente para negociar un mejor sueldo.
“Es positivo tener políticas establecidas. He visto empresas que no hacen contraoferta porque entras en un juego de regateo y hasta de ética de ver ‘quién da más’, y no es congruente con la misión de la mayoría de las empresas”, expone Gerardo Macías. En este sentido, agrega, lo ideal es tener un enfoque preventivo con canales de comunicación, entornos de transparencia y confianza que le permitan a los empleados solicitar un incremento de salario.
Por otra parte, apunta Adriana González, la práctica de “quien da más” también puede afectar a los candidatos al no ser considerados para futuros procesos de selección. Aunque lo recomendable para los postulantes es ser honestos desde un principio y dejar las puertas abiertas.
La plataforma de búsqueda de empleo Indeed recomienda a las personas plantearse las siguientes preguntas antes de aceptar una contraoferta:
- ¿Qué fue lo que te llevó a buscar una nueva oportunidad laboral?
- ¿Qué sabes de tu posible nueva empresa?
- ¿Es la contraoferta lo bastante buena como para aceptarla?
- ¿Qué sientes con respecto a tu actual puesto de trabajo?
- ¿Cuáles son tus objetivos profesionales y qué te acerca más a ellos?
- ¿Cómo afectarán los acontecimientos a tu relación con la empresa?
- ¿De verdad quieres quedarte en el mismo puesto de trabajo?
En este contexto, los especialistas en reclutamiento coinciden en que los candidatos deben ser transparentes en los procesos de selección de talento, esto conlleva tener a nivel personal la claridad de los elementos que motivan la decisión para un cambio de rumbo.
Fuente: El Economista