Desde que llegó la pandemia, nada ha sido tradicional. En el mundo del trabajo cambiaron los formatos y se pasó de modelos donde había que asistir todos los días a la oficina a ver de manera esporádica a los compañeros, porque se intercalan los horarios. La palabra de moda es flexibilidad laboral.
Para muchos ya no existe nada más allá de un trabajo remoto, sin la flexibilidad su trabajo ya no tiene razón de ser y prefieren buscar otra empresa que sí se las dé.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la flexibilidad implica la modificación del esquema laboral tradicional del trabajador asalariado. El home office se ha convertido en bastión de los nuevos modelos de trabajo, y también del hoy anhelado bienestar.
“Las nuevas generaciones de trabajadores que se han beneficiado de la flexibilidad laboral la eligen un estilo de vida. El bienestar de los trabajadores hoy en día no sólo se asocia con tener un salario suficiente, sino también con poder elegir dónde y cómo trabajar”, refiere el estudio El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe: la flexibilidad, ¿llegó para quedarse?, realizado por el BID.
El organismo agrega que las empresas necesitan trabajadores calificados, motivados y que puedan conciliar la vida personal, familiar y de trabajo. Por lo que la flexibilidad laboral se ha convertido en una fórmula para retener talento, traduciéndose en una mayor ventaja competitiva.
Pero ¿todo es negro y blanco?, ¿todos los que pueden, quieren tener esa flexibilidad?, ¿hay un costo por esa nueva forma de trabajar?, ¿existe un lado B que no estamos viendo de esa “tierra prometida”?
Los desafíos de la flexibilidad laboral
Si bien las ventajas son numerosas, sobre todo si pensamos en esos grupos vulnerables que a través del home office, por ejemplo, han superado diferentes obstáculos para integrarse al mercado laboral, lo cierto es que la flexibilidad laboral también presenta un conjunto de desafíos que, en muchas ocasiones, pasan desapercibidos.
Para Ariel Almazan, líder de Workforce Health en Mercer Marsh Beneficios para Latinoamérica y El Caribe, los beneficios y ventajas de la flexibilidad son muy evidentes. Pero todo tiene un lado B, por lo que también existen desafíos inherentes a ella.
Mientras que, para Olivia Segura, socia de Asesoría en Capital Humano y Gestión del Talento de KPMG en México, un punto clave es toda esta situación es el autodiagnóstico, conocer qué modelo de trabajo es el mejor para cada personalidad.
Aquí algunos de los desafíos que los especialistas detectan en torno a las nuevas formas de trabajo:
» Más horas, menos descanso
Una de las paradojas más sorprendentes de los esquemas de trabajo flexibles es que, en algunos casos, conduce a un aumento de las horas trabajadas, y es que puede ser que los empleados se sientan presionados a estar disponibles las 24 horas del día, los siete días de la semana.
De hecho, el informe Cambios laborales en México, a tres años de la pandemia de OCC, indica que el 46% de las personas trabaja más horas después de la emergencia sanitaria. Esta extensión de la jornada laboral se vincula a un aumento en las cargas de trabajo y líderes que no respetan la desconexión digital.
Hoy la flexibilidad, después de casi cuatro años de que la pandemia la puso sobre la mesa, es un beneficio cada vez más exigido por los trabajadores. “Incluso, de acuerdo con encuestas de Mercer, la flexibilidad relacionada con el trabajo remoto puede llegar a ser determinante al aceptar una propuesta laboral”, refiere Ariel Almazán.
No obstante, para el especialista, el trabajo remoto empezó a mostrar ciertos riesgos que tenían un impacto significativo en el bienestar de los trabajadores, por ejemplo, la desconexión.
Resulta común que las personas no tengan la claridad para establecer límites entre su vida personal y profesional. “Esto, de manera paradójica, en lugar de ser una válvula de escape, de ser realmente un beneficio que impacte en el bienestar de los empleados, lleva en algunos casos a una mayor carga de trabajo y a una sensación de estar hoy siempre conectado”, advierte.
» Falta de interacción
En la era de la comunicación y la información, un estudio citado por Harvard Business Review, encontró que 40% de los trabajadores remotos experimentan soledad, una paradoja más, ya que las herramientas digitales, diseñadas para unir a las personas, pueden contribuir al aislamiento.
Para Ariel Almazán, este es claramente uno de los lados B de la flexibilidad, ya que la interacción social es importante y con los modelos híbridos de trabajo o totalmente remotos, se puede comenzar a generar esta sensación, dice.
“Esto también puede contribuir de manera importante a un incremento de estrés, ansiedad, depresión y toda esta serie de trastornos emocionales que pueden estar alrededor de una persona”, afirma.
En este sentido, Olivia Segura explica que este aspecto se debe ver desde la perspectiva de la personalidad, hay quienes necesitan contacto son sus equipos. Mientras que las personas introvertidas son felices y productivas en el teletrabajo.
Por ello, las empresas deben tener plenamente identificados a los equipos de trabajo y las personalidades, ¿quiénes quisieran estar fuera, quienes quisieran estar en híbrido, pero con un contacto limitado?
“Eso te diría es de los grandes retos y todavía sigue siendo una oportunidad porque la mayoría de los y las líderes no conocen bien a su equipo en este sentido”, refiere la especialista.
» Falta de comunicación
La falta de interacción entre personas puede dificultar la interpretación de señales verbales, no verbales, llevar a malentendidos, a retrasos en respuestas, a una menor conexión entre los miembros del equipo y a una sensación de una falta incluso de cohesión dentro de la molécula laboral o dentro de la estructura laboral, dice Ariel Almazán.
» Sin lugares adecuados para trabajar
Obviamente, trabajar desde casa tiene un beneficio, pero también tiene un riesgo desde el punto de vista ergonómico. Y esto, llevará a problemas de salud física, dolores de espalda, dolores o alteraciones musculoesqueléticas en general, comenta Ariel Almazán.
Olivia Segura señala que, además de la llamada desconexión digital, el hecho de desarrollar dos roles en un mismo espacio, como es la casa, dificulta cerrar el ciclo de trabajo, por lo tanto, la falta de desconexión mental es común.
“Por ejemplo, hay gente que en vacaciones de los niños decide mejor trabajar físicamente en la oficina, aun cuando no tenga que ir porque en su casa, dicen, ya están los niños ahí”, comenta. Y esta falta de un espacio dedicado al trabajo impide temas de concentración, de productividad.
» Sedentarismo
Olivia Segura refiere que hay un tema asociado a la desconexión y al bienestar, y son los horarios de trabajo y cuántas horas una persona pasa sentada, tal vez sin darse cuenta.
Esta situación también está asociada al sedentarismo. Esto a su vez, dice, está contribuyendo al desarrollo de enfermedades asociadas a la falta de actividad.
La flexibilidad laboral es una herramienta valiosa que puede mejorar la calidad de vida de los empleados y aumentar la productividad de las empresas. Sin embargo, es fundamental abordar los desafíos que plantea para garantizar que esta tendencia beneficie a todos los trabajadores.
Las empresas deben implementar políticas claras que promuevan un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal, y los empleados deben aprender a establecer límites y a desconectar cuando sea necesario.