Las carreras profesionales mejor y peor pagadas en México en 2023

“Estudiar una carrera universitaria vale más que el oro”, expresa con convicción Fernanda Domínguez, coordinadora de Educación del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco). No es una metáfora, las cifras lo demuestran. Mientas el rendimiento anual de la inversión en el metal precioso es de 9.6%, cursar una licenciatura garantiza uno de 14.0% y una carrera técnica, de 10.4 por ciento.

“Este año, nuestro gran mensaje es que estudiar vale más que el oro”, afirma la especialista. El Imco presentó Compara Carreras 2023, una nueva edición de la herramienta creada para brindar información actualizada para que los jóvenes conozcan detalles de empleabilidad, rentabilidad y niveles de ingresos respecto de una lista de 80 carreras universitarias y técnicas.

“Nosotros seguimos promocionando que estudiar es una extraordinaria inversión. Pero para maximizar los beneficios de esta inversión, es necesario informarse sobre los panoramas educativosde las diferentes carreras que hay en el país”, detalla en conversación con El Economista.

La organización realizó este año modificaciones en la metodología del Compara Carreras para ofrecer una “foto panorámica mucho más representativa” de los estudios de nivel superior en México. Los datos son resultado del análisis de la información proporcionada por las encuestas nacionales de Ocupación y Empleo (ENOE) y de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), así como de la oferta educativa pública y privada.

En primer lugar, puntualiza la especialista, finalizar un programa de educación superior o técnica garantiza mayores salarios. En el caso de los estudios de licenciatura, el “premio por estudiar” es, en promedio, de ingresos 85% mayores que los de los trabajadores que cuentan con nivel de educación media superior. En el caso de las carreras técnicas, las percepciones son 12% superiores. “Conforme aumenta el nivel escolar, aumenta este aporte de ingresos en todo México”.

Sin embargo, explica, esta brecha comenzó a reducirse a partir de 2016. Antes de esa fecha, las personas con algún grado académico tenían, en promedio, percepciones del doble de las de las personas con bachillerato como nivel máximo de estudios. Esto se debe, en parte, a que la proporción de trabajadores con educación superior en el país es más grande que nunca, lo que genera una mayor competencia. Cada año se suman 700,000 profesionistas al mercado.

Bajo esta medición, las cinco carreras mejor pagadas en 2023 y sus salarios mensuales promedio son las siguientes:

  1. Medicina de especialidad, 35,033 pesos
  2. Finanzas, banca y seguros, 28,835 pesos
  3. Medicina general, 24,259 pesos
  4. Ingeniería en electrónica y automatización, 22,877 pesos
  5. Ingeniería en electricidad y generación de energía, 22,834 pesos

Las cinco carreras peor pagadas, por su parte, son:

  1. Orientación e intervención educativa, 13,248 pesos
  2. Terapia y rehabilitación, 13,480 pesos
  3. Formación docente en nivel preescolar, 14,500 pesos
  4. Adquisición de idiomas extranjeros, 14,517 pesos
  5. Trabajo y atención social, 15,104 pesos

El segundo elemento que confirma la relevancia de contar con estudios de educación superior, apunta Fernanda Domínguez, es el acceso al empleo formal. En este renglón, las mediciones del Imco destacan que mientras entre las personas que cuentan con bachillerato el nivel de formalidad laboral es de 51%, para quienes tienen carrera técnica es de 59% y para los de licenciatura, de 76 por ciento.

“Entonces por tema de ingresos y por tema de empleo formal, conviene estudiar”, agrega.

Desde esta óptica, las cinco profesiones con mayor nivel de informalidad laboral son:

  1. Música (44%)
  2. Bellas Artes (42%)
  3. Terapia y rehabilitación (41%)
  4. Gastronomía y servicios de alimentación 41%)
  5. Deportes (40%)

Un tercer punto a considerar como diferenciador, es que la preparación académica da un mayor acceso a posiciones laborales con más jerarquía. Tres de cada cuatro empleos de este tipo en la actualidad son ocupados por personas con educación superior. “Entonces, sí existe esta probabilidad de crecer dentro de las empresas y de alcanzar estos puestos directivos para las personas que tienen una licenciatura, carrera técnica o posgrado”, detalla.

Con la combinación de estos y otros elementos, el IMCO calcula el “Índice de Calidad de la Inversión”, que analiza el total de los recursos necesarios para concluir cada programa académico y la probabilidad de encontrar un buen empleo tras graduar.

De esta manera, las cinco mejores carreras para invertir en 2023 son:

  1. Planeación y evaluación educativa
  2. Finanzas, banca y seguros
  3. Docente de secundaria
  4. Formación docente, campos multidisciplinarios
  5. Informática

En tanto, las cinco carreras más inseguras para invertir son:

  1. Terapia y rehabilitación
  2. Lenguas extranjeras
  3. Diseño industrial, de modas o interiores
  4. Veterinaria
  5. Gastronomía

“La elección de carrera es el primer paso para tener jóvenes más competitivos, pero la falta de información sobre los costos y beneficios de estudiar cada una de las distintas carreras contribuye a que los jóvenes estudiantes escojan su profesión sin considerar las oportunidades de empleo que tendrán en el futuro”, puntualiza el Imco.

Carreras del futuro ignoradas en el presente

“Los jóvenes no están optando por las carreras del futuro”, advierte Fernanda Domínguez. Además, la matrícula de educación superior está altamente concentrada en profesiones tradicionales. De hecho, revelan los datos del Imco, el 50% de los profesionistas son egresados sólo de 10 de las 118 carreras que se ofrecen en el país. Entre éstas, Derecho, Administración de empresas, Contabilidad y Psicología están a la cabeza.

“Al dotar a los jóvenes de más información sobre el mercado laboral, van a poder tomar mejores decisiones y saber que a lo mejor les conviene mucho más estudiar carreras que se van a demandar más, como el aprendizaje automatizado o la sustentabilidad, y tal vez dejar de estudiar tanto Administración de empresas o Contabilidad, no porque no los necesitemos, sino porque hay demasiados egresados de ese grupo de carreras”, subraya.

Otra situación que ha prendido algunas señales de alerta es la reducción en el número de estudiantes de educación superior. En la actualidad, 34.5% de los jóvenes en el país estudia una licenciatura, pero esta proporción comenzó a reducirse gradualmente a partir de 2019 después de haber llegado a un máximo histórico de 34.9 por ciento.

Este fenómeno, expone la especialista, se ha visto agudizado, entre otros factores, por el impacto de la pandemia de Covid-19 y también por una “narrativa que se ha ido popularizando que cuestiona la utilidad de tener un título universitario”.

Ante este contexto, el Imco propone de forma general fomentar el uso de herramientas informativas para la elección de carrera entre los jóvenes, que las autoridades y las escuelas promuevan los beneficios de la educación superior y reforzar la orientación vocacional con data sobre los costos y beneficios de estudiar una profesión.

“Elegir correctamente qué estudiar es el primer factor que determina la prospectiva laboral de los trabajadores, por ello, es clave que los jóvenes que están por tomar una decisión sobre su futuro educativo consideren las condiciones del mercado laboral”, destaca la institución.

Fuente: El Economista