Una realidad en el mercado laboral es que el sueldo es la principal motivación para que una persona elija un trabajo, y es importante porque es la principal fuente de ingresos. Pero tampoco se puede ignorar que un cambio, es que sigue siendo el único factor relevante en la satisfacción laboral, y es por ello que los incrementos salariales comienzan a perder fuerza como único impulsor de la productividad.
Arleth Leal Metlich, director asociado de Red Ring, destaca que esto se debe a que con el tiempo, especialmente en las generaciones jóvenes de trabajo, el salario ya no se considera suficiente para garantizar una alta productividad. Por lo tanto, el sueldo ya no es el único factor determinante para ello.
Por su parte, Estrella Vázquez, directora y fundadora de Time2Grow, considera que, aunque los incrementos salariales son esenciales para cubrir necesidades básicas y ofrecer una compensación justa, no son la única forma de impulsar la productividad, ya que “las personas ajustan su nivel de vida a sus ingresos”, por lo que una mejora en la remuneración puede ser una satisfacción temporal.
“Es importante, primero pagar un sueldo justo acorde con el mercado laboral para atraer talento. Pero el salario es solo el inicio para fomentar la productividad. Las empresas deben ofrecer opciones adicionales que fomenten la productividad”, comenta Leal Metlich.
McKinsey reporta que el retorno de inversión de las empresas que apuestan por capacitaciones especializadas y continúas es de 353%, lo que muestra que proporcionar retos y oportunidades de desarrollo personal es más efectivo para mantener la productividad a largo plazo.
Estas acciones adicionales pueden acompañar el ajuste salarial como impulsor del crecimiento de la productividad de la fuerza laboral:
- Capacitación y desarrollo. Los colaboradores valoran las oportunidades de aprendizaje y desarrollo profesional. Las capacitaciones deben de ser específicas y orientadas al crecimiento individual de cada empleado.
- Mentoría y coaching. Este tipo de programas ayudan en el crecimiento profesional y son altamente valorados por los empleados.
- Cultura organizacional. Las especialistas coinciden en que es fundamental tener una cultura organizacional sólida que incluya respeto al medio ambiente, inclusión y sostenibilidad, donde la fuerza laboral quiera formar parte de una empresa que tenga un impacto positivo en la sociedad.
- Flexibilidad laboral. Vázquez indica que ofrecer horarios flexibles y la opción de trabajar desde casa puede aumentar la productividad. Los espacios de trabajo innovadores también contribuyen a un ambiente estimulante.
- Reconocimiento no monetario. Leal afirma que reconocer los logros y esfuerzos de los trabajadores no siempre implica otorgar un recurso monetario. La especialista comparte que hay empresas que implementan programas de reconocimiento que destacan el buen trabajo, estos pueden ser un elemento para motivar a los colaboradores.
- Bienestar integral. Incentivar a los trabajadores un equilibrio entre la vida laboral y la personal, con una comunicación abierta entre los empleados y los supervisores para mantenerlos motivados y productivos.
Cultura Organizacional con salario emocional
Las especialistas resaltan como herramienta clave el salario emocional. Este factor incluye aspectos como la cultura organizacional, la relación con líderes y compañeros, y el propósito en el trabajo, lo cual es crucial para el compromiso y la productividad.
Gallup reporta que las empresas con altos niveles de compromiso de los empleados experimentan un 22% más de productividad. En ese tenor, Vázquez expresa que “el compromiso se hace con las personas, no con el dinero”, en este caso, con los compañeros y lideres de trabajo.
El salario emocional es una oferta de valor amplia que considera los beneficios económicos y no monetarios, conecta con la persona a nivel más profundo. Incluye la relación con líderes, compañeros, clientes y proveedores. Ambas expertas coinciden en que se trata de generar una cultura de trabajo que trascienda el simple hecho de recibir un salario.
Los programas de bienestar, espacios de innovación para que el empleado se sienta en un entorno cómodo para trabajar, flexibilidad laboral, y un propósito claro son aspectos fundamentales que contribuyen al compromiso y la productividad, creando un sentido de permanencia.
La falta de bienestar y la desmotivación pueden llevar a una alta rotación de personal, lo que representa un costo significativo para las empresas en términos de reclutamiento y capacitación de nuevos empleados.
Por ello, Vázquez la importancia resalta de invertir en el bienestar integral de los empleados para reducir la rotación y mejorar el desempeño.
Deloitte indica que las empresas que fomentan el desarrollo profesional o aprendizaje tienen un 37% más productividad, lo que hace que las personas se sientan comprometidas con su empresa, líderes y compañeros.
Si bien los incrementos salariales pueden ser un componente importante para motivar a los empleados, no deben ser vistos como la única solución para mejorar la productividad.
La combinación de un salario competitivo con un fuerte enfoque en el bienestar integral, la comunicación transparente, y las oportunidades de desarrollo profesional son elementos claves para lograr un aumento real y sostenible en la productividad.
Fuente: El Economista